Las variedades de peral que producimos en Viveros Pérez son:

Alejandrina Blanquilla Castells
Conferencia Ercoli Flor de Invierno Ardi
Passacrassana Peretero Tendral
Williams

Las variedades de perales que tenemos se plantan en macetas de tamaño C-18.

El clima más prospero para el cultivo del peral es el templado. Donde, los inviernos sean fríos, las heladas tardías y primaveras y veranos no muy calurosos. Florece a los 7º y resiste a temperaturas desde -18ºC a -20ºC. Requieren entre 900 y 1.000 horas de temperaturas inferiores a los 7ºC. Son sensibles a la humedad y la sequía prolongada. En las comarcas más calurosas, darán buenos resultados las variedades de verano.

El árbol del peral es redondeado en su juventud y oval en su madurez. El tronco es grueso, de corteza agrietada y de color gris. Las ramas forman un ángulo agudo con el tronco de 45º. El fruto se forma en pomo, estrechado en la base. La piel del fruto es mas o menos lisa, de color verde y de pulpa dura. Su sabor es algo ácido.

El peral es muy exigente en el suelo. Los suelos más apropiados para este frutal son los limosos y silíceo-arcillosas. Necesita suelos homogéneos, que no estén ni muy húmedos ni muy secos. Le afecta la humedad estancada en el terreno. El ph más adecuado para el cultivo de los perales es el que está entre 6,5 y 7,5. Con cal activa menor del 7% y sin salinidad.

El peral se planta a finales de otoño o en invierno si la planta tiene la raíz desnuda. Los marcos de la plantación varían según el patrón empleado. Para las formas libres sobre franco, la distancia entre árboles puede estar sobre los 12 metros.

La mayoría de los perales se cultivan en regadío. Ya que, para un correcto desarrollo de este frutal son necesarias de 700 a 800 mm de agua, bien procedente de las lluvias o del riego.

El peral se adapta a distintas formas de poda. Pero en climas más calurosas, se aconsejan las formas libres. Si están muy sometidas al viento, son más adecuadas la formación en pirámide o palmeta doble. En climas húmedos y expuestos a las heladas, convienen las formas apoyadas.

El fruto que produce el peral tienen mejor calidad cuando se recolectan en estado ligeramente verde. Las peras de otoño deben recogerse inmaduras, apenas hayan alcanzado su máximo volumen. Las peras de invierno se tienen que recoger cuando la hoja empieza a caer. Porque si se recolectan demasiado pronto se marchita la corteza y la pulpa.