Los madroños son árboles ornamentales de hoja perenne. Son típicos de la zona mediterránea y Europa occidental. La altura que alcanza esta especie en edad adulta oscila entre 7 y 15 metros. En otoño tiene su época de floración. Y las flores que produce este árbol son de color blanco o rosado. Su fruto es como una baya, primero amarilla y luego rojiza.
Los madroños son ornamentales de clima templado. Son resistentes a la sequía, pero muy sensibles a las heladas. Prefieren que los ubiquemos en zonas soleadas y que estén algo protegidos de los vientos.
El suelo sobre el que se va a plantar el madroño debe estar bien drenado, descalcificado y ser arcillo-arenoso. Este ornamental prefiere los suelos ligeramente alcalinos.
Los madroños tienen el crecimiento lento, por lo que si los regamos favoreceremos su desarrollo. Sin embargo, no tolera los terrenos encharcados. Por lo que no debemos regarlo con exceso.
La poda del madroño debe ser muy ligera. En primavera, que ya no hay tanto peligro de heladas, se podan las ramas más bajas y se quitan las ramas dañadas o débiles.
¡Y ojo con los trasplantes! Porque esta planta tiene alta probabilidad de que se seque al extraerlo de la tierra. Es aconsejable ubicarlo en una zona definitiva en el momento en el que se adquiere la planta.